31 Dic Acciones político-poéticas de calle / Animaciones y proyección audiovisual
En complicidad con el Colectivo SOMOS Gt, desde la poesía, con formatos audiovisuales y en el espacio público, decidimos reconocer y celebrar la resistencia histórica y la lucha vigente de los pueblos indígenas en la protección de la vida y los territorios.
Para este cometido político, pero sobre todo sensible, nos acercamos al trabajo de 3 poetas indígenas del territorio guatemalteco: Negma Coy, Sabino Esteban Francisco y Humberto Ak’abal, seleccionamos uno de sus textos, se realizó una animación para cada uno desde el artista ilustrador Lars Hormander (@larskristo) y lo llevamos a diversas calles, proyectándolo e interactuando con las personas de a pie, regalando una postal del proceso y sistematizando audiovisualmente el proceso a través de Carlos González, del cual el resultado fue el siguiente.
Poetas, poemas y animaciones
Negma Coy:
Artista maya Kaqchikel, originaria de Chi Xot – San Juan Comalapa, Chimaltenango, Guatemala. Es escritora, pintora, actriz y docente. Escribe en idioma maya kaqchikel, en español y con glifos mayas.
Lienzos de herencia (Fragmento):
«Un huipil te platica
te cuenta el resurgir bajo las cenizas de muertes
el relucir de colores para opacar el desprecio y discriminación
el preservar el cuerpo de la Madre Naturaleza.
El huipil, es un poema abrazable que hicieron nuestros ancestros»
Sabino Esteban Francisco:
Poeta maya q´anjob´al, originario de Pueblo Nuevo, Ixcán Grande, Quiché, Guatemala. Desde hace varios años ha acumulado experiencia como promotor educativo en el Ixcán, donde ejerce actualmente como maestro de educación primaria.
Como el agua (Fragmento):
Así es, soy como el agua,
a veces limpio
a veces turbio
a veces remolino
a veces correntada.
Me amargan a veces
me endulzan a veces.
Y para brotar y ser libre
rompí el pecho del peñasco.
Humberto Ak’abal:
Poeta y escritor Maya’ K’iche’ originario de Momostenango, Totonicapán, Guatemala. Pensaba y escribía sus poemas en idioma k’iche’ y se auto traducía al español. Su obra se ha traducido a más de 20 idiomas. Falleció el 28 de enero de 2019 en la ciudad de Guatemala
Aquel sueño:
Soñé que fui enterrado:
me crecieron ramas,
me llené de hojas,
los pájaros cantaban en mis brazos;
mi corazón crecía en el árbol
Anotaciones al proceso por Rafael Yon del Colectivo SOMOS:
Recuperar el espacio público se hace una tarea cada vez más urgente, y que mejor que hacerlo desde la sensibilidad. Esa posibilidad cercenada por la insistencia del pensamiento y la práctica política única, esa que se empecina en el diálogo alevoso con la autoridad y se entrampa en las contradicciones éticas del poder burocrático. La sensibilidad como espacio seguro para una acción comunal más auténtica, donde primero se pone el sentir que reivindica, antes que el pensar que reproduce; la identidad que significa, antes que el olvido que despoja; el arte que nos derrumba, antes que el orden que nos aprisiona.
Cuando hablamos de espacio público hablamos por supuesto de la calle, de las calles oscuras y olvidadas, pero también de aquellas muy bien barridas que se adornan con lucecitas con la excusa del ornato, pero con los fines del consumo. Hablamos de los parques, de aquellos a los que se les encadena por la noche para evitar peligros a la moral conservadora, pero que bien podrían ser escenarios de la cultura popular. Hablamos también de las banquetas cada día más pequeñas, de los árboles cada día más grises, de los carros cada día más arrogantes y de los cuerpos caminantes cada día más mutilados.
Es desde este horizonte reivindicativo, tanto político como poético, que en alianza SOMOS y Divergencia Colectiva decidimos reunir nuestras inquietudes e intenciones, pero sobre todo nuestras sensibilidades para gestar desde esa fertilidad formas no tradicionales de incidencia y de acción colectiva. Ante el hartazgo de los modos de siempre, sobre todo de los más condescendientes y funcionales al poder hegemónico, decidimos utilizar el dibujo y la poesía como apuestas. Qué mejor que la expresión creativa para trabajar con la memoria, que mejor que el arte para conectar con la sensibilidad de la gente de a pie, aquella que no figura en las agendas de la sociedad civil, aquella que se encuentra al margen de la conversación sobre lo público y lo común.
Así decidimos ilustrar, animar y proyectar de manera itinerante tres fragmentos de poemas de Negma Coy, Sabino Esteban y Humberto Ak’abal en diferentes espacios de la Ciudad de Guatemala, San Juan Comalapa, Chimaltenango; Antigua y Santa María de Jesús, Sacatepéquez. Textos que al leerse son fácilmente imaginados por su fuerza simbólica y su metafórica sencillez. Líricas sobre el agua y la tierra, sobre el tiempo y la vida, sobre el crecer y el morir, sobre el soñar y el amar. Cada fragmento es un homenaje a la resistencia viva de los pueblos, a la sensibilidad contenida en sus cosmos y en sus luchas.
La experiencia fue importante en la medida en que pudimos comprobar la tesis de la sensibilidad, la efectividad y la contundencia del arte para provocar una conversación, más que racional, sensible, con quienes caminan por la calle. Una acción política sin pretensiones, sin asimetrías y sin permisos, importante decirlo, sin permisos ni autorizaciones institucionales. En esto insistimos porque nos parece importante reclamar el derecho a la expresión creativa sin costo ni condición. Negarnos a las demandas del orden municipal sobre el control del arte en el espacio público, es parte fundamental del posicionamiento ético-político de este ejercicio.
A pesar de las adversidades la poesía se terminó colando entre las grietas del concreto. Muchas personas se detuvieron curiosas frente a las proyecciones, algunas paradas, otras sentadas sin prisa. Grupos de amigos, parejas y familias, niños y niñas despertando a sus padres de la inercia de las compras. Mucha gente desconfiada del acto gratuito, del regalo del arte, de la actividad inusitada; primero confundida, terminó asombrada por el movimiento de los versos, conmovida por el afecto encriptado en su mensaje. Está claro que a esto también nos debemos, al reclamo de lo común, a la rebeldía lúdica, al abrazo de la memoria, al encuentro cotidiano de la ternura.
Gracias a las y los poetas hoy podemos imaginar.
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